Los conflictos, la inestabilidad política y la emergencia climática han obligado a 123 millones de personas a abandonar sus hogares, y la mayoría de ellos han acudido en busca de seguridad a ciudades y pueblos que ya se encontraban sometidos a una gran presión.
Aproximadamente una de cada ocho personas vive en asentamientos informales, y más de 300 millones carecen de vivienda. Los servicios de salud, los sistemas de abastecimiento de agua y las redes de transporte están al límite de su capacidad, y siempre existe el riesgo de que se produzcan nuevos desastres.
Sin embargo, las ciudades son el lugar donde pueden nacer y desarrollarse las soluciones. Cuando se planifica la inclusión, los recién llegados contribuyen a impulsar las economías, fortalecer las comunidades y enriquecer la cultura.
En este Día Mundial del Hábitat, nos enfocamos en soluciones que van desde la mejora de la vivienda a los derechos sobre la tierra y el agua y el saneamiento. Reconocemos el liderazgo vital de los alcaldes y gobiernos locales, así como la resiliencia de las comunidades urbanas, especialmente de las mujeres y los jóvenes.
Sobre todo, se trata de compartir las innovaciones que permiten que los más vulnerables, incluidas las personas con discapacidad, las personas de edad y los niños, cuenten con un acceso garantizado.
Una ciudad es más que ladrillo y hormigón. Es la promesa de un hogar.
Juntos, construyamos ciudades más fuertes que brinden seguridad y pertenencia para todos.
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