Discurso del SG de la ONU en apertura de la reunión de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo
La evasión de impuestos, la evasión fiscal, el blanqueo de dinero y la corrupción ya privan a los países en desarrollo de cientos de miles de millones.
Nueva York, 28 de mayo de 2020, 8:00 a.m.
Excelencias, damas, caballeros, distinguidas y distinguidos invitados,
Agradezco a ustedes su solidaridad y agradezco a los Primeros Ministros de Canadá y Jamaica por haber co- patrocinado esta reunión.
A menos de que actuemos ahora, la pandemia de la COVID-19 causará una inimaginable devastación y sufrimiento en todo el mundo.
Hambre y hambruna se proporciones históricas.
Sesenta millones más de personas se ven empujadas a la pobreza extrema.
Hasta la mitad de la fuerza del trabajo mundial -1,600 millones de personas- sin medios de vida.
Una pérdida de 8,5 billones de dólares en la producción mundial, la contracción económica más aguda desde la “Gran Depresión de los años 30”.
La pandemia ha demostrado nuestra fragilidad. A pesar de todos los avances tecnológicos y científicos de las últimas décadas, estamos en una crisis humanitaria sin precedentes, debido a un virus microscópico.
Tenemos que responder con unidad y solidaridad.
Un aspecto clave de la solidaridad es el apoyo financiero.
Celebro las rápidas medidas que ya han adoptado el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el G20.
Sin embargo, muchos países en desarrollo carecen de los medios para luchar contra la pandemia e invertir en la recuperación.
Excelencias, damas y caballeros:
Hoy pedimos una acción inmediata y colectiva en seis áreas de importancia crítica.
En primer lugar, la liquidez mundial. La prisa por la seguridad ha desencadenado una salida de capital de algunas economías emergentes clave.
Muchos otros países han visto reducido su espacio fiscal por la virtual paralización de la actividad económica, lo que les impide importar suministros médicos esenciales.
Es aquí donde la crisis de la salud y la crisis económica se encuentran en un nexo peligroso que podría prolongar y profundizar ambas.
Los mecanismos existentes ya están al límite de su capacidad y los recursos del Fondo Monetario pueden no ser suficientes.
Tenemos los instrumentos para aumentar la liquidez mundial; les insto a que los utilicen y, en particular, a que consideren la posibilidad de una nueva emisión de “Derechos Especiales de Giro”.
En segundo lugar, la deuda soberana. Las consecuencias económicos de la pandemia amenazan con provocar una ola de impagos en los países en desarrollo.
Las crisis generalizadas de la deuda harán retroceder la respuesta a la COVID-19 e impedirán el desarrollo sostenible durante muchos años.
Los países afectados no tendrán ninguna perspectiva de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La moratoria de la deuda del G-20 es un primer paso, pero sólo cubre a los países menos desarrollados.
Recientemente tuve la oportunidad de visitar varias islas del Caribe y el Pacífico, países de ingreso medio que han logrado un progreso económico constante a pesar de estar en la primera línea de la crisis climática.
Gracias a una acción temprana y decisiva, se han librado –en gran medida- de los efectos sobre la salud de la COVID-19. Pero muchos están muy endeudados y sus economías están ahora en caída libre.
Los pequeños Estados Insulares dependen, en gran medida, del turismo y las remesas. Ambos están ahora en un punto muerto. Los hogares que tenían ingresos seguros corren un riesgo inminente de pobreza y hambre.
Muchos países en desarrollo y de ingreso medio son muy vulnerables y ya están en la situación de crisis de la deuda, o pronto lo estarán, debido a la recesión mundial.
El alivio de la deuda aplastante no puede limitarse a los países menos adelantados. Debe extenderse a todos los países en desarrollo y de ingresos medios que soliciten indulgencia al perder el acceso a los mercados financieros.
Necesitamos urgentemente soluciones duraderas sobre la deuda para crear espacios para las inversiones en la recuperación y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Mi tercer punto se refiere a los acreedores privados que tienen una parte cada vez mayor de la deuda soberana de los países en desarrollo.
Toda solución integral de la deuda debe incluir un diálogo constructivo para que estos acreedores se comprometan a encontrar soluciones.
Necesitamos encontrar formas creativas e incentivos para alentar a los acreedores comerciales a unirse a los esfuerzos de alivio de la deuda.
El cuarto punto, la financiación externa. La inversión directa, las exportaciones y las remesas están disminuyendo considerablemente. No podemos permitir que este descenso se afiance.
Necesitamos una señal clara y un impulso de confianza para relanzar la inversión en el desarrollo sostenible.
Alinear los incentivos en los sistemas financieros mundiales con los Objetivos de Desarrollo Sostenible enviaría, precisamente, esa señal.
En quinto lugar, las corrientes financieras ilícitas.
La evasión de impuestos, la evasión fiscal, el blanqueo de dinero y la corrupción ya privan a los países en desarrollo de cientos de miles de millones de dólares cada año.
Debemos reparar las fugas y a medio plazo, necesitamos el coraje y la determinación de revisar los sistemas nacionales y los marcos internacionales.
El sexto y último punto, debemos recuperarnos mejor.
La COVID-19 ha expuesto y está exacerbando profundas desigualdades e injusticias que debemos abordar, incluida la desigualdad de género.
Las repercusiones económicas son peores para las mujeres, quienes suelen tener menos ahorros e ingresos más bajos que los de los hombres.
Todos nuestros esfuerzos deben dirigirse a la construcción de vías sostenibles y resistentes que nos permitan no sólo vencer a la COVID-19, sino también hacer frente a la crisis climática, reducir la desigualdad, erradicar la pobreza y el hambre.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 y el Acuerdo de París abordan, precisamente, los fallos que están siendo expuestos y explotados por la pandemia.
Las Naciones Unidas se movilizan para apoyar a los países en la aplicación de estos acuerdos durante y después de la COVID-19.
Excelencias, damas y caballeros,
Estos son tiempos difíciles y peligrosos. Debemos enfrentarlos con toda la urgencia, seriedad y responsabilidad.
Pasar por la COVID-19 y recuperarse costará dinero; pero la alternativa costará mucho más.
Esta es una crisis global y depende de nosotras y nosotros, de todas y todos, resolverla.
Empecemos aquí, hoy.
Gracias.