Mensaje del Secretario General por el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas 2021
30 agosto 2021
Juntos, podemos y debemos poner fin a todas las desapariciones forzadas.
La desaparición forzada —aunque está estrictamente prohibida por el derecho internacional de los derechos humanos en toda circunstancia— sigue utilizándose en todo el mundo como método de represión, terror y sofocación de la disidencia. Paradójicamente, a veces se utiliza con el pretexto de luchar contra la delincuencia o el terrorismo. Los abogados, los testigos, la oposición política y los defensores de los derechos humanos corren un peligro especial.
La desaparición forzada priva a las familias y a las comunidades del derecho a conocer la verdad sobre sus seres queridos, a que se obligue a rendir cuentas, a la justicia y a la reparación. La pandemia de COVID-19 se ha sumado a la agonía y la angustia de la desaparición forzada, al limitar las capacidades de búsqueda de personas desaparecidas y de investigación de presuntas desapariciones forzadas.
La Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas es indispensable para ayudar a atajar esta cobarde práctica. Sin embargo, su aplicación requiere la voluntad y el compromiso de quienes tienen potestad para ello.
Los Estados deben cumplir sus obligaciones de prevenir las desapariciones forzadas, buscar a las víctimas e investigar, enjuiciar y castigar a los autores.
En este Día Internacional, reitero mi llamamiento a todos los Estados para que ratifiquen la Convención y colaboren con el Comité y el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas de las Naciones Unidas.
Juntos, podemos y debemos poner fin a todas las desapariciones forzadas.
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