Seguridad alimentaria: un ingrediente fundamental para una vida libre de violencias
Bibiana Álvarez es un ejemplo de perseverancia en Palmira, Valle del Cauca.
Como parte del proyecto "Seguridad Alimentaria a Sobrevivientes de Violencia Basada en Género" del Programa Mundial de Alimentos (WFP), su vida dio un giro al convertirse en un agente de cambio para su familia y su comunidad. El ejemplo de Bibiana es resaltado en el marco de la campaña Únete, que este año bajo el lema ‘Invertir para prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas’, busca promover acciones conjuntas para acabar con este flagelo.
La violencia basada en género (VBG) es un factor de riesgo que aumenta la inseguridad alimentaria, afectando el bienestar físico y psicosocial de las personas sobrevivientes. Esta forma de vulneración de los derechos de las mujeres es una realidad latente en Colombia. Según las cifras más recientes de la Procuraduría General de la Nación, se reportan 320 feminicidios y 1068 casos de violencia intrafamiliar en todo el país hasta julio de 2023, siendo el Valle del Cauca uno de los departamentos de mayor incidencia de violencia de género.
Es en este contexto que el Programa Mundial de Alimentos (WFP) ha liderado la iniciativa "Seguridad Alimentaria a Sobrevivientes de Violencia Basada en Género" en Valle del Cauca y La Guajira. Esta iniciativa se ha materializado mediante la creación de espacios protectores con redes de apoyo, la promoción de rutas de atención para la reivindicación de los derechos de las mujeres y el respaldo a la reconstrucción de sus proyectos de vida.
Bibiana Álvarez, mujer cabeza de hogar de 41 años, fue parte del proceso en el municipio de Palmira, Valle del Cauca. Después de presentar una denuncia por violencia intrafamiliar, Bibiana recibió orientación en la estación de policía y fue integrada a la ruta de atención establecida. Así, tuvo acceso a apoyo médico, psicológico y jurídico a través de la Casa Protectora de la Mujer, socia implementadora del WFP en esta localidad.
"Este proyecto nos ayuda a cambiar nuestra forma de ver la vida. Empezamos a asistir a charlas y nos decían que no nos quedáramos calladas frente a la violencia, que nosotras podemos salir adelante. Lo que más aprendí de este proceso es a dejar el miedo".
La historia de Bibiana ejemplifica cómo el apoyo a las mujeres sobrevivientes de VBG fortalece su empoderamiento a nivel comunitario y les brinda la posibilidad de construir un futuro diferente para ellas y sus familias. Antes, con lo que Bibiana ganaba como estilista, compraba alimentos en casa pero no podía ahorrar.
"Recibí varios bonos para acceder a alimentos, por lo que ya no tenía que preocuparme por suplir esa necesidad. Gracias a esa ayuda, pude distribuir el dinero que ganaba para que mi hija pudiera estudiar".
Como parte de este proceso, Bibiana participó en talleres y charlas de prevención de VBG, recibió bonos de alimentación y apoyo en insumos y equipos para revitalizar su emprendimiento de salón de belleza. Este proyecto no solo le permitió atender a mujeres de su comunidad, sino que también generó ingresos cruciales para el bienestar de sus hijas.
"Ahora tengo mi plancha, mi secador y puedo traer los frutos del trabajo para mis hijas. Hoy que tengo herramientas muy buenas, estoy feliz. Mi meta es estudiar y montar un negocio más grande para trabajar junto a ellas".
El enfoque del Programa Mundial de Alimentos permite garantizar la seguridad alimentaria a personas que han experimentado casos de violencia, proponiendo una estrategia con efectos positivos en la autonomía y toma de decisiones de las mujeres para contribuir a su bienestar individual y familiar.
"A otras mujeres les digo que dejen el miedo y nos apoyemos, porque, así como nosotras nos beneficiamos, hay otras mujeres que tienen que ser beneficiadas también".
Bibiana se suma a las 700 personas, integrantes de 497 familias, que el Programa Mundial de Alimentos ha acompañado en los últimos tres años en los departamentos de La Guajira y Valle del Cauca. Con este esfuerzo, estamos cumpliendo nuestro mandato de salvar vidas y cambiar vidas, impulsando a que las mujeres sobrevivientes de violencia logren independencia económica, liberándolas del ciclo de violencia, para fortalecer su capacidad hacia un futuro más próspero.