Resistencia y resiliencia: entendiendo las dinámicas del norte del Cauca

Misión al Cauca
Al norte del departamento del Cauca, las comunidades indígenas se agrupan en una plataforma de lucha constante, la comunidad se expresa como máxima autoridad, la familia camina la palabra y el plan de vida es la hoja de ruta por la que se orienta el territorio, un gran tejido de más de 126.000 comuneros y comuneras se mantienen y defienden la vida porque, el Nasa sin tierra no es nada.
Una caravana de vehículos de la ONU, guiada por la guardia indígena conduce desde Santander de Quilichao a Toribío, el municipio que más víctimas tiene en el departamento de Cauca. Desde los vehículos, los participantes de la misión: siete representantes de agencias de las Naciones Unidas observan un paisaje que mezcla el verde de las montañas con un cielo de tonalidades azuladas, temprano en la mañana, nos movilizamos para escuchar a líderes, lideresas y autoridades de las comunidades indígenas de esta zona y entender mejor las dinámicas del territorio.
No muy lejos del camino transitado, duerme momentáneamente el conflicto armado que, con el tiempo, y particularmente desde la suspensión del cese al fuego, viene ahogando a las comunidades, y aunque en esta mañana parece tranquilo, escuchamos que frecuentemente, esa misma vía, se convierte en escenario de enfrentamientos y fuegos cruzados que atemorizan a la población.
Justo sobre la vía, de camino a Toribío, nos detenemos en el punto de cuidado de La Despensa. Allí, una vocera Kiwe, explica el papel de la guardia indígena, un colectivo conformado por hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes y autoridades espirituales que defienden la vida, el territorio y la autonomía. La líder cuenta la importancia del puesto de control, una garita[1] artesanal respaldada por la fuerza y el compromiso de las familias con su territorio y su gente, en donde el arma más poderosa es el bastón de mando y la presencia del escudo humano en turnos rotativos 24/7. Para las comunidades indígenas, su voluntad y estos puntos de cuidado son su primer mecanismo de autoprotección ante la violencia que les azota.

Más adelante visitamos el sitio de asamblea permanente, un salón que hace las veces de resguardo y alojamiento cuando las familias y la población necesitan protegerse de los enfrentamientos o combates que se libran en la vía o en cercanías. Pese a la bandera blanca que ondea justo a uno de los costados, el lugar en el que se desarrollan actividades educativas es también el que defiende a la comunidad cuando se ven expuestos a situaciones de fuego cruzado que los obligan a permanecer por horas o días guardados.
Hacia medio día llegamos a la tulpa[2], una bandera de color verde y rojo recibe a la delegación frente al lugar sagrado de la comunidad, previo al ingreso, una comunera limpia con una rama que rocía unas goticas de agua a todos los que vamos pasando en dirección a la tulpa. Ya en el espacio, organizados en forma circular sobre los pensadores[3] se da comienzo al diálogo, a varias voces, sobre las estrategias y los procesos históricos de resistencia que las comunidades indígenas han liderado desde hace años; también, escuchamos sobre las afectaciones y el impacto humanitario que causa el conflicto armado en la región.
El diálogo permitió la comprensión de la forma en que las comunidades de la región actúan. El Coordinador del Programa de Defensa de la Vida y Derechos Humanos del CRIC resaltó: “Las comunidades generamos procesos de resistencia y unidad en el marco del conflicto armado para no desplazarse a otros lugares, cómo ejercemos el control territorial para defender la vida, cuáles son las acciones que hacemos cuando nos declaramos en asamblea permanente y cómo en el marco de la Jurisdicción Especial Indígena generamos procesos judiciales”. Expresó la importancia de la visita al territorio para escuchar las voces de la población.
Las afectaciones a la vida y al territorio ocasionadas por diversos actores armados no estatales, o desarmonías como lo llaman las comunidades indígenas, comprenden temas como el reclutamiento de niños, niñas y jóvenes, desplazamiento y confinamiento, las amenazas y asesinatos que se agravaron después de la suspensión del cese al fuego del pasado mes de marzo; sin embargo, es admirable la capacidad organizativa que han conseguido desarrollar con la cual resisten y permanecen en el territorio mediante distintas acciones.
Solicitan unir fuerzas, pensar en soluciones mancomunadas que incluyan a las instituciones gubernamentales nacionales, departamentales y locales, el sistema de Naciones Unidas y el sistema comunitario, sumar esfuerzos para desarrollar alianzas estratégicas que permitan salirle al paso al conflicto y fortalecer los procesos organizativos. Desde su visión no apuestan por ayudas inmediatas, pero sí, a trabajar en acciones preventivas y anticipativas, varias de ellas contempladas ya en el plan de vida regional que han trazado para su comunidad.
Esta conversación extendida a lo largo de la misión dio paso a una reflexión importante de las dinámicas de la región del norte del Cauca. El ejercicio de escucha y comprensión de las realidades de las comunidades indígenas permitió ver la fuerza que les mueve para proteger a la población y la capacidad de liderazgo unida a la propuesta de ideas claras, algunas puestas en marcha por ellos mismos.

Así son la mayoría de las comunidades indígenas de esta región del departamento, no quieren la guerra, por el contrario, están dispuestas a aportar en la construcción de soluciones que les permitan quedarse en su territorio, porque es aquí donde quieren estar, por eso resisten y se mantienen. El indígena Nasa narra en forma espiral, esto más que un viaje de misión fue un recorrido desde el inicio hasta el ahora de su historia, una clase de fuerza, resistencia y resiliencia que nos adentró en la comprensión de una realidad desde la palabra de quienes habitan la tierra del norte caucano.
En consecución y basándonos en las voces y prioridades expresadas por las comunidades del Cauca, la ONU estará preparando un plan integrado para sus esfuerzos en pro de preservar la vida y la dignidad. Este plan buscará fortalecer la capacidad organizativa y resiliencia de las comunidades, desarrollar estrategias preventivas y anticipativas y, fomentar alianzas estratégicas con instituciones gubernamentales y otros actores clave. Con este enfoque integral, esperamos contribuir a la construcción de un entorno seguro y más sostenible para las comunidades del departamento.
[1] Cuarto pequeño que suelen tener los porteros en el portal para poder ver quién entra y sale.
[2] La tulpa ha representado desde la ancestralidad, la unidad familiar, es un espacio donde la palabra se abriga con el abuelo fuego, es donde la comunicación y la educación propia se hace práctica.
[3] Banco pequeño para sentarse dentro de la maloca o la tulpa.